Mensaje “Hacia la conclusión del Año Sacerdotal”, que el prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal Cláudio Hummes dirigió a los presbíteros con fecha del 12 de abril para preparar la conclusión del Año Sacerdotal, que tendrá lugar los días 9, 10 y 11 del próximo mes de junio en la plaza de San Pedro del Vaticano.
La conclusión del Año Sacerdotal
Queridos Presbíteros,
La Iglesia está, naturalmente, muy contenta por el Año Sacerdotal y agradece al Señor por haber inspirado al Santo Padre a convocarlo. Todas las informaciones que llegan aquí a Roma sobre las numerosas y múltiples iniciativas emprendidas por las Iglesias locales en el mundo entero para llevar a cabo este año especial constituyen la prueba de cómo éste ha sido bien recibido y –podemos decir– ha respondido a un verdadero y profundo anhelo de los presbíteros y de todo el pueblo de Dios. Era hora de dar una atención especial, reconocedora y emprendedora, al gran, laborioso e insustituible presbiterio, y a cada uno de los presbíteros de la Iglesia.
Es verdad que algunos, aunque proporcionalmente muy pocos, presbíteros han cometido horribles y gravísimos delitos de abusos sexuales contra menores, hechos que debemos rechazar y condenar de modo absoluto e intransigente. Ellos deben responder ante Dios y ante los tribunales, también los civiles. Al mismo tiempo rezamos para que lleguen a la conversión espiritual y al perdón de Dios. La Iglesia mientras tanto está decidida a no esconder o minimizar estos crímenes. Pero sobre todo estamos de parte de las víctimas y queremos apoyarlas en la recuperación y en sus derechos ofendidos.
Por otra parte, los delitos de algunos no pueden en absoluto ser utilizados para manchar a todo el cuerpo eclesial de los presbíteros. Quien lo hace, comete una clamorosa injusticia. La Iglesia, en este Año Sacerdotal, intenta decir esto a la sociedad humana. Cualquier persona de sentido común y buena voluntad lo comprende.
Tras esta necesaria aclaración, volvemos a dirigirnos a vosotros, queridos presbíteros. Queremos deciros, una vez más, que reconocemos lo que sois y lo que hacéis en la Iglesia y en la sociedad. La Iglesia os ama, os admira y os respeta. Sois también una alegría para nuestro pueblo católico en el mundo, que os acoge y apoya, sobre todo en estos tiempos de sufrimiento.
Dentro de dos meses llegaremos a la conclusión del Año Sacerdotal. El Papa, queridos sacerdotes, os invita a venir de todo el mundo a Roma para esta conclusión el 9, 10 y 11 de junio próximos. Desde todos los países del mundo. Desde los países más cercanos a Roma se podrían esperar miles y miles, ¿verdad? Por tanto, no rechacéis la invitación insistente y cordial del Santo Padre. Venid y Dios os bendecirá. El Papa querrá confirmar a los presbíteros de la Iglesia. Su presencia numerosa en la Plaza de San Pedro constituirá también una forma propositiva y responsable de los presbíteros de presentarse dispuestos y sin intimidarse para el servicio a la humanidad que Jesucristo les ha confiado. Su visibilidad en la Plaza, ante el mundo actual, será una proclamación de su envío al mundo no para condenar al mundo, sino para salvarlo (cfr. Jn 3,17 e 12,47). En este contexto, también el gran número tendrá un significado especial.
Para esta presencia numerosa de los presbíteros en la conclusión del Año Sacerdotal, en Roma, hay también otro motivo particular, que se coloca en el corazón de la Iglesia hoy. Se trata de ofrecer a nuestro amado Papa Benedicto XVI nuestra solidaridad, nuestro apoyo, nuestra confianza y nuestra comunión incondicional, ante los frecuentes ataques que se le dirigen en el momento actual, en el ámbito de sus decisiones respecto a los clérigos imputados por delitos sexuales con menores. Las acusaciones contra él son evidentemente injustas y se ha demostrado que nadie ha hecho tanto como Benedicto XVI para condenar y combatir correctamente estos crímenes. Por eso, la presencia masiva de los presbíteros en la plaza con él será un signo fuerte de nuestro rechazo decidido a los ataques injustos de los que es víctima. Por tanto, venid también para apoyar públicamente al Santo Padre.
La conclusión del Año Sacerdotal no constituirá propiamente una conclusión, sino un nuevo inicio. Nosotros, el pueblo de Dios y los pastores, queremos dar gracias al Señor por este periodo privilegiado de oración y de reflexión sobre el sacerdocio. Al mismo tiempo, nos proponemos estar siempre atentos a lo que el Espíritu Santo quiera decirnos. Mientras tanto, volveremos al ejercicio de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo con alegría renovada y con la convicción de que Dios, el Señor de la historia, permanece con nosotros, tanto en las crisis como en los nuevos tiempos.
Que la Virgen María, Reina y Madre de los sacerdotes, interceda por nosotros y nos inspire en el seguimiento de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Roma, 12 de abril de 2010.
Cardenal Cláudio Hummes
arzobispo emérito de São Paulo
Prefecto de la Congregación para el Clero