Oración para la XXI Jornada Mundial por las vocaciones
Oh Jesús, Buen Pastor, acoge nuestra alabanza y nuestro humilde agradecimiento por todas las vocaciones que, mediante tu Espíritu, regalas continuamente a tu Iglesia. Asiste a los obispos, presbíteros, misioneros y a todas las personas consagradas; haz que den ejemplo de vida auténticamente evangélica. Da fortaleza y perseverancia en su propósito a aquellos que se preparan al sagrado ministerio y a la vida consagrada. Multiplica los evangelizadores para anunciar tu nombre a todas las gentes. Protege a todos los jóvenes de nuestras familias y comunidades: concédeles prontitud y generosidad para seguirte. Vuelve también hoy tu mirada sobre ellos y llámalos. Concede a todos los llamados la fuerza de abandonar todo para elegirte sólo a Ti que eres el amor. Perdona la no correspondencia y las infidelidades de aquellos que has escogido.
Escucha, oh Cristo, nuestras preces por intercesión de María Santísima, Madre tuya y Reina de los Apóstoles. Ella, que por haber creído y respondido generosamente, es la causa de nuestra alegría, acompañe con su presencia y su ejemplo a aquellos que llamas al servicio total de tu reino. Amén.
Del Mensaje del Papa Juan Pablo II para la XXI Jornada Mundial por las vocaciones, Vaticano, 11 de febrero de 1984.
Oración para la XXIII Jornada Mundial por las vocaciones
Oh Jesús, Buen Pastor, suscita en todas las comunidades parroquiales sacerdotes y diáconos, religiosos y religiosas, laicos consagrados y misioneros, según las necesidades del mundo entero, al que tú amas y quieres salvar.
Te confiamos en particular nuestra comunidad; crea en nosotros el clima espiritual que había entre los primeros cristianos, para que podamos ser un cenáculo de oración en amorosa acogida del Espíritu Santo y de sus dones.
Asiste a nuestros Pastores y a todas las personas consagradas. Guía los pasos de aquellos que han acogido generosamente tu llamada y se preparan a las órdenes sagradas o a la profesión de los consejos evangélicos.
Vuelve tu mirada de amor hacia tantos jóvenes bien dispuestos y llámalos a tu seguimiento. Ayúdales a comprender que sólo en Ti pueden realizarse plenamente.
Confiando estos grandes intereses de tu Corazón a la poderosa intercesión de María, Madre y modelo de todas las vocaciones, te suplicamos que sostengas nuestra fe con la certeza de que el Padre concederá lo que Tú mismo has mandado que pidamos. Amén.
Del Mensaje del Papa Juan Pablo II para la XXIII Jornada Mundial por las vocaciones, Vaticano, 6 de enero de 1986.
Oración para la XXVII Jornada Mundial por las vocaciones
¡Oh Espíritu de verdad, que has venido a nosotros en Pentecostés para formarnos en la escuela del Verbo Divino, cumple en nosotros la misión a la cual el Hijo te ha mandado!
Llena de ti mismo todo corazón y suscita en muchos jóvenes el anhelo de lo que es auténticamente grande y hermoso en la vida, el deseo de la perfección evangélica, la pasión por la salvación de las almas.
Sostén a los «obreros de la mies» y dona fecundidad espiritual a sus esfuerzos en el camino del bien.
Haz nuestros corazones completamente libres y puros, y ayúdanos a vivir con plenitud el seguimiento de Cristo, para gustar como tu último don el gozo que no tendrá jamás fin. Amén.
Del Mensaje del Papa Juan Pablo II para la XXVII Jornada Mundial por las vocaciones, Vaticano, 4 de octubre de 1989.
Oración para la XXIX Jornada Mundial por las vocaciones
Oh Virgen María, a ti encomendamos nuestra juventud, en especial los jóvenes llamados a seguir más de cerca a tu Hijo.
Tú conoces cuántas dificultades tienen ellos que afrontar, cuántas luchas, cuántos obstáculos.
Ayúdales para que también ellos pronuncien su «sí» a la llamada divina, como tú lo hiciste a la invitación del Ángel.
Atráelos a tu corazón, para que puedan comprender contigo la hermosura y la alegría que les espera, cuando el Omnipotente les llama a su intimidad, para constituirlos en testigos de su Amor y hacerlos capaces de alegrar a la Iglesia con su consagración.
Oh Virgen María, concédenos a todos nosotros poder alegrarnos contigo, al ver que el amor que tu Hijo nos ha traído es acogido, custodiado y amado nuevamente. Concédenos poder ver también en nuestros días las maravillas de la misteriosa acción del Espíritu Santo.
Del Mensaje del Papa Juan Pablo II para la XXIX Jornada Mundial por las vocaciones, Vaticano, 1 de noviembre de 1991.
Oración para la XXXIII Jornada Mundial por las vocaciones
Padre santo: fuente perenne de la existencia y del amor, que en el hombre viviente muestras el esplendor de tu gloria, y pones en su corazón la simiente de tu llamada, haz que, ninguno, por negligencia nuestra, ignore este don o lo pierda, sino que todos con plena generosidad, puedan caminar hacia la realización de tu Amor.
Señor Jesús, que en tu peregrinar por los caminos de Palestina, has elegido y llamado a tus apóstoles y les has confiado la tarea de predicar el Evangelio, apacentar a los fieles, celebrar el culto divino, haz que hoy no falten a tu Iglesia numerosos y santos Sacerdotes, que lleven a todos los frutos de tu muerte y de tu resurrección.
Espíritu Santo: que santificas a la Iglesia con la constante dádiva de tus dones, introduce en el corazón de los llamados a la vida consagrada una íntima y fuerte pasión por el Reino, para que con un sí generoso e incondicional, pongan su existencia al servicio del Evangelio.
Virgen Santísima, que sin dudar te has ofrecido al Omnipotente para la actuación de su designio de salvación, infunde confianza en el corazón de los jóvenes para que haya siempre pastores celosos, que guíen al pueblo cristiano por el camino de la vida, y almas consagradas que sepan testimoniar en la castidad, en la pobreza y en la obediencia, la presencia liberadora de tu Hijo resucitado. Amén.
Del Mensaje del Papa Juan Pablo II para la XXXIII Jornada Mundial por las vocaciones, Vaticano, 14 de septiembre de 2000.
Puede descargar el Devocionario para sacerdotes,
en el que se incluyen estas oraciones: